La vinculación histórica de Laredo con la figura de Carlos V ha sido
a lo largo de los años muy estrecha. Su presencia en la villa durante aquella
semana de otoño de 1556 supone, quizás, el momento más significativo dentro de
la gran importancia política y comercial de la localidad en la España de
entonces. En aquellos siglos, no sólo Carlos V eligió dos veces el puerto de
Laredo como lugar de arribada a España (aunque en la primera de ellas, los
vientos llevaran finalmente a su escuadra a desembarcar en Asturias).
Los muelles de esta villa fueron antes hollados por sus abuelos
Isabel y Fernando, en dos diferentes momentos; por su madre Juana de Castilla,
también dos veces; y por su hijo Felipe, quien lo hizo tres años después de su
padre, además de otros miembros de la familia real a lo largo de los
mencionados siglos.
En el año 1951, coincidiendo con el 450 aniversario del nacimiento de
Carlos V se desarrollaron en todo el país actos conmemorativos, y Laredo
también se sumó a ellos con un ciclo de conferencias y la colocación de un
busto del Emperador, obra del prestigioso escultor Pérez Comendador, que desde
entonces se alza en lugar principal de la villa.
La fiesta
Durante cuatro días, la Villa de Laredo retrocede a 1556. Calles y
establecimientos se adornan y engalanan para recibir al Emperador y su
Séquito. El Ayuntamiento de Laredo
organiza un amplio programa de actividades, en el que destacan: la
escenificación del Desembarco en la Playa Salvé y un Mercado de Época, que
durante cuatro días acoge todo tipo de espectáculos y puestos de artesanía.
Entre otros, habrá un gran mercado medieval con más de 120 puestos y
30 talleres, junto a ellos músicos, comediantes, malabaristas y personajes
variopintos deambularán por las rúas de la Puebla Vieja, mezclándose con
nobles, damas de alcurnia o juglares. Además habrá demostraciones de cetrería y
gran desfile en el que Carlos V saluda a sus súbditos. En este paseo, el
emperador será obsequiado con un divertido espectáculo cómico-teatral y de
fuego. Los abanderados harán una exhibición de su destreza con las banderas y
su banda de música.
El momento cumbre de la fiesta, que vendrá de la mano del desembarco
del emperador. Su llegada será objeto de un caluroso recibimiento con representaciones
musicales y de baile y unas espectaculares justas en las que los caballeros
demuestran ante el emperador su valor y destreza con la lanza. Bailes, música y
todo tipo de representaciones de época.
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