viernes, 4 de septiembre de 2015

La Fiesta del Ramu, en Tresviso


Las mozas, ataviadas con trajes regionales, preparan el “ramu”, que consiste en un arco trenzado y adornado con flores y roscos, y marchan al son de la pandereta y entonando coplas.

La fiesta del Ramu conserva toda la tradición de décadas. Las celebraciones comienzan la víspera de San Pedro, cuando los mozos del pueblo se acercan al monte de hayas próximo en busca de un árbol con buen aspecto y consistencia al que llaman “jovera”. Por su parte, las mozas del pueblo preparan el “ramu”, que es un arco trenzado y adornado con flores y roscos.

El día de San Pedro tras la celebración de la misa y de la procesión por las calles de la aldea, los vecinos se trasladan hasta la bolera del pueblo donde se halla la “jovera” untada con grasa o con jabón, por la que tendrán que subir los mozos, mientras las mozas subastan los roscos del Ramu.
La entrega de un ramo fue también símbolo de transferencia de posesión desde los antiguos pueblos germánicos. En este sentido se encuentran en Asturias documentos de los siglos XIV y XV en los que se pone de manifiesto esta costumbre. Hoy día sólo quedan vestigios de ello, como el relevo de la mayordomía de las fiestas patronales, que se efectuaba en un pasado bastante reciente entregando el mayordomo saliente el ramo procesional al entrante.

Estos ramos eran, como su nombre indica, ramas o árboles pequeños de los que pendía una cesta con ofrendas o que llevaban éstas colgando directamente del ramaje. Pueden ser ofrecidos por todo el pueblo, mediante aportación popular, o bien por cualquier persona o grupo como cumplimiento de una promesa .En muchos pueblos existe la costumbre de disparar pólvora cuando el ramo inicia su recorrido.


Hoy día los escopeteros fueron sustituidos por los cohetes o “bombas de palenque”. Lo que se saca de la subasta, puja, puya, remate o rifa (que recibe estos distintos nombres dependiendo del lugar), servirá en parte para pagar al cura, sufragar la fiesta del año próximo o arreglar la capilla del Santo. Esta tradición es muy antigua, ya que se conserva en algunos lugares de la cordillera Cantábrica al menos desde el año 1522, y está en plena vigencia actualmente, como podemos observar en la fiesta de San Pedro de Tresviso.

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