En varios países asiáticos, al invitado le ofrecen una taza de té
incompleta, sirviéndole cada vez más cuando la bebida se acaba. De este modo se
muestra el aprecio por el visitante y el deseo de los dueños de la casa por
conversar con él. Y si quieren dar a entender a su huésped que ha llegado la
hora de despedirse, le sirven una taza de té llena hasta el borde.
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