Durante los días finales del mes de Junio la ciudad de Irún, situada
en la frontera con Francia, se engalana para celebrar como cada año, desde hace
más de cuatro siglos, las fiestas de su patrón y el llamado Alarde de San
Marcial. En estas fiestas se representa la batalla ocurrida en 1522 contra los
franceses, en la que el pueblo irunés se alzó con la victoria, tras la cual a
su regreso se celebró un desfile de celebración que cada año es rememorado.
Como cada año, la ciudad de Irún se ve ficticiamente dividida en
barrios, en cada cual se enclava cada una de las Compañías que formaran parte
en los desfiles del Alarde. Cada una de ellas formadas por una serie de vecinos
y amigos del barrio, que se distribuyen los cargos de la compañía, formados
estos por un Capitán, que cumple la función de organizador de la misma, unos
“txiribitos” (flautín dulce) una serie de soldados que tocan dicho instrumento
acompañados por unos tambores y unos redobles, gracias a los cuales se
sintoniza la música que acompaña a las Compañías en cada desfile. Y como no
podría ser de otra manera, acompañados por un grupo de soldados de infantería,
los llamados “escopetas”.
Dentro de ésta serie de
Compañías existen cinco, que a pesar de que todas ellas son importantes, son
fundamentales para el transcurso del Alarde. Entre ellas se pueden encontrar;
los Hacheros, un grupo de soldados que representan aquellos que durante la
batalla encabezaban al resto de tropas y que iban abriendo hueco en la maleza y
facilitando el paso a las Compañías. La Batería de Caballería; fundamental la
participación del caballo en la guerra, por lo cual se sigue utilizando en ésta
festividad. Esta Compañía formada por un Capitán, un Teniente, un Alférez, un
Sargento, un Cabo y quince soldados, desfilan a caballo ocupando uno de los
primeros lugares.
Debemos destacar también a las Compañía de Tamborrada, en la cual no
participan soldados de infantería (“escopetas”) y la Compañía de la Banda
Municipal, que ha diferencia del resto va equipada con unos instrumentos
musicales de mayor relevancia, y al igual que la anterior también carece de
“escopetas”. Y la Compañía de Artillería; como no podía ser de otra manera,
representa la artillería pesada dentro de la batalla, ocupada por cañones
arrastrados por mulas. Y finalmente, aunque no de menor importancia, ésta el
General, el Comandante y los ayudantes del General. Personajes fundamentales
para el desarrollo del Alarde, que organizan y controlan el desfile por toda la
ciudad.
Pero dentro de toda ésta batalla, existe un personaje llamativo,
ocupado como no podría se de otra manera, por
una mujer. Se trata de la Cantinera ( la aguadora de la compañía),
representación de dulzura y feminidad, la cual existe una por Compañía y es
escoltado por el resto de soldados. Con la característica peculiar que en el
caso de Caballería y Artillería se desplaza a caballo montando a la amazona.
A pesar de que el día grande
de las fiestas, el día del Alarde, se celebra el día 30 de Junio, son muchos
los actos previos al gran día en los cuales se representan los momentos anteriores
a la batalla y en los que las tropas irunesas se van preparando.
Las fiestas comienzan el día
28 de Junio con la presentación de todas las Cantineras al pueblo, seguidas por
la Revista de Armas que se realiza el 29. Acto éste en el que el General, el
Comandante, los ayudantes y la Caballería, recorren toda la ciudad barrio por
barrio, visitando a todas las Compañías que esperan en formación, para que el
General de el visto bueno a la misma, revisando y preocupándose del buen estado
de ésta. Finalmente, existe un momento previo muy emotivo en el que la ciudad
se torna en silencio, la llamada bajada de las Antorcheras, que se realiza la
noche del 29, y en la cual las mujeres de Irún se visten de época y recorren
con antorchas la ciudad, representando a las mujeres de los soldados que el día
previo a la batalla, amparadas por la noche, hicieron creer con antorchas y
realizan ruido que los soldados Vascos se retiraban de la ciudad, preparando
éstos en realidad el ataque definitivo.
Por fin llega el día 30 y con
él, el pueblo de Irún se viste de rojo, blanco y negro. Las Compañías, a
excepción de Artillería, Caballería, el Comandante, los ayudantes y el propio
General, los cuales se visten con el uniforme de gala correspondiente a su
cargo. Se atavían con el traje ambientado en la época, formado por camisa y
pantalón blanco, americana negra y la inconfundible “txapela” , fajín , pañuelo
y corbata roja. Ha excepción por supuesto de la Cantinera, que compone su
vestimenta de falda blanca, chaquetilla negra, “txapela” roja, conjuntada con
botines blancos, junto con la inconfundible banda que cruza su pecho (en el
cual esta plasmado el escudo de la Compañía) que sostiene un pequeño barril de
madera. Sin olvidarse de un abanico con los colores del pueblo, que utiliza
para saludar y agradecer a todas las gentes que les aplauden a su paso.
Uniforme que en caso de las Cantineras de Artillería y Caballería varia, ya que
se sustituye la chaquetilla negra por azul y el abanico por una fusta que
utiliza para los mismos menesteres.
El pistoletazo de salido al
gran día se da a las 6 de la mañana con el toque de Diana por parte de la
Compañía de la Banda Municipal, realizada ésta en la Plaza San Juan, seguida de
la salida de las Compañías, cada una de su barrio, poco después. Las cuales a
paso marcial se dirigen al encuentro con el resto de Compañías que se celebrará
sobre las 7:30 en la Plaza de Urdanibia. Donde a las 8 en punto y tras toque de
corneta se dará salida al desfile que en orden llevará a todas las Compañías a la
Plaza de San Juan, reviviéndose en ese instante la llamada “Arrancada”, momento
muy emocionante para todos los soldados.
Subida la cuesta de la calle San Marcial y en la Plaza de San Juan se
produce el llamado “milagro de San Marcial”, debido al agrupamiento de cientos
de personas en una superficie que en otras ocasiones no alberga ni a la mitad,
milagro éste conseguido gracias a todos los Capitanes y soldados que ponen afán
en colocarse correctamente. Ya todos colocados, es el momento en el que el General
hace su entrada a lomos de su caballo para , tras dar un vistazo y observar que
todo sea correcto , dirigir las Salvas de Ordenanza realizada por los soldados
de infantería.
Tras éste impactante momento y tras la finalización del desfile
matinal, las tropas se dirigen al monte Aldabe para realizar la Ofrenda Floral
al Santo, donde se realiza una comida campestre. Cita a la cual los miembros
del Alarde que van a caballo, acuden sobre él a través de sendas, hasta
alcanzar la cima del monte donde esta enclavada la ermita.
Finalmente, el Alarde vuelve a
ponerse en marcha a las 6 de la tarde , con el ánimo más festivo y con paso
firme desfilan por toda la ciudad , transcurriendo momentos muy bonitos como la
bajada de la Calle Mayor. Bajada ésta en la que se ve cerca el final del día y
en él que soldados, cantineras... se llenan de tristeza por el inminente fin
que se origina cuando sobre las nueve de la noche, el General rompe filas en la
Plaza de San Juan, bajo la mirada de todo un pueblo que un año más ha
disfrutado de sus fiestas.